Nace con indignación el 15 M y muere sin compromiso el 19 J

Europa está llena de indignados, a los que en España identificamos con el movimiento del 15 M. Si son algo más que una pataleta callejera se debe a un solo (…)
 
Europa está llena de indignados, a los que en España identificamos con el movimiento del 15 M. Si son algo más que una pataleta callejera se debe a un solo hombre, que tras una larga vida ha alcanzado la fama mundial. Stéphane Hessel ha llegado incluso a ser propuesto para el Nobel, ampliamente rebasados los 90, por su ¡Rebelaos! publicado en 2010 y completado ahora, oportunamente, por este ¡Comprometeos!Stéphane Hessel tuvo la virtud, independientemente de nuestro análisis de sus soluciones, de reconocer el hartazgo colectivo de las sociedades europeas occidentales y de las que las imitan, hastío acumulado a lo largo de tres generaciones de paz y de progreso ininterrumpidos, en teoría. El punto de ignición sólo podía acercarse considerando la coincidencia de una gran crisis económica con otra demográfica, una no menos importante cultural y educativa y otra de identidad. Porque, en definitiva, aunque los detonadores sean materiales para las pequeñas explosiones periféricas, desde Túnez hasta Sol y desde Barcelona hasta Damasco la cuestión de fondo es quiénes somos y adónde vamos.
 
Para no morir sin compromiso
 
Visto el estallido y su relación con su anterior libro, cabía plantearse si el alegato de Hessel contra la indiferencia había sembrado inquietudes que no existían ya y había multiplicado o dado coherencia a las que ya estaban. El mismo autor parece planteárselo, puesto que en esta larga entrevista con Gilles Vanderpooten no predica sólo la indignación, sino también la necesidad de que los indignados se comprometan en la solución de los problemas e injusticias que los sacan a la calle.
 
¿Es Hessel un revolucionario dirigiéndose a los jóvenes de nuestro siglo? Es necesario leer este libro para entender por qué no lo es. El currículo de Stéphane Hessel es, desde su nacimiento, el de un apparatchik del sistema político, social, económico y cultural cuyas debilidades actuales critica. ¿Propone entonces algo distinto? Radicalmente no, y, es más, niega la misma posibilidad de que una respuesta esencialmente distinta sea posible o deseable. Hessel estuvo entre los burócratas de las Naciones Unidas que redactaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la promulgaron -nadie sabe con qué autoridad- como sucedáneo de una moral universal o de un Derecho Natural. Hemos llegado a este punto tras siete décadas de compartir como ideal colectivo de todas las sociedades occidentalizadas el Progreso, la Igualdad, el Bienestar y todo lo demás. Por ese camino hemos llegado aquí. ¿Por el mismo saldremos?
 
Dice Alfonso Merlos, y yo le creo, que hay "gente noble" entre los manifestantes del 15 M y hasta con los del 19 J. Pero la nobleza de intenciones y de deseos no presupone el acierto de ideas. Desgraciadamente, tampoco la inmunidad a la manipulación, y no sólo desde latitudes batasunas. Esos ideales de Hessel no son negados seriamente por nadie que detente hoy poder. Hay matices y debates entre liberales y socialdemócratas (con amplia tolerancia también para los huérfanos de Marx), pero las diferencias están en el cómo y no en el qué, mientras que la raíz de los problemas parte precisamente de la naturaleza de las cosas que se viven y se pretenden.
Acierta Hessel en decir -cosa que muchos de nuestros políticos han temido a menudo reconocer- que decisiones tomadas por su generación y la anterior nos han hecho colectivamente como somos… incluyendo los problemas. Vale la pena por ello leer este nuevo libro. Y tiene razón también Hessel en reconocer a los jóvenes el derecho, e incluso el deber, de dar soluciones a esos problemas, puesto que suyo es el futuro. Ahora bien, si esto es así no tiene sentido, salvo el de unas anteojeras ideológicas, materialistas, progresistas e individualistas, imponer límites a esos jóvenes.
 
Con o sin 15 M, los problemas de hoy necesitan soluciones de mañana, y si los problemas emanan del hedonismo, del inmanentismo y de todo lo anterior quizá las soluciones deban ser otras. No espero que todos los muchachos del 15 M (descontando agitadores del PCE y batasunos de servicio) lean o entiendan esto; me basta que algunos lo hagan, puesto que en todas partes hay personas inteligentes. Aunque, como dice Paolo Legrenzi y vemos a menudo, algunos hagan tonterías.
 
Publicado en www.elsemanaldigital.com

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