Crisis contra mutación: No estamos ante una crisis, sino en una mutación histórica del sistema vigente

 

 
Se habla sin parar de crisis y de la crisis. Pero, ¿de verdad estamos ante una crisis?. Se plantean seguidamente algunas reflexiones a propósito de este interrogante:
 
1. Lo que actualmente se llama "crisis", no es tal. No se trata de una crisis, sino de una mutación histórica del sistema socioeconómico vigente.
No es, por tanto, algo pasajero o cíclico, sino una nueva fase, probablemente muy prolongada, en el devenir del propio sistema.
 
2. El sistema socioeconómico imperante cuenta, desde su origen hace varios siglos, con varias señas básicas de identidad:
Mercantilismo.
Prioridad del valor de cambio y marginación del valor de uso, lo que pone en solfa cualquier verdadera escala de valores.
Maximización del beneficio como objetivo central.
No atención a la distribución social de la riqueza (propiedad privada, acumulación del capital,…).
Despreocupación ecológica (la Naturaleza y el planeta en su conjunto están al servicio del objetivo de maximizar el beneficio).
Geoestrategia expansionista, incluso mediante confrontaciones bélicas.
Fomento entre los seres humanos de una visión egocéntrica, del mundo y de su propia vida, encadenada a una mal entendida mentalidad "racionalista" y ajena a cualquier sentido trascendente de la existencia.
Sometimiento de la ciencia y los adelantos técnicos a los dictados de la maximización del beneficio, la geoestrategia expansionista y la visión egocéntrica.
 
3. Sobre estas bases, el sistema se ha desarrollado y desplegado en tres grandes fases:
A) Siglos XVII y XVIII:
Característica básica: mercantil (creación y ampliación de mercados).
Eje sectorial: comercio.
Agente hegemónico: comerciante.
Geoestrategia: conformación de mercados regionales y nacionales.
Perfil institucional: instituciones predemocráticas.
Referente territorial: Europa.
Arquetipo: roedor (ardilla, ratón,…).
B) Con y tras la Revolución Industrial (siglos XIX y XX):
Característica básica: productivismo (maximización de la producción y la productividad).
Eje sectorial: industria.
Agente hegemónico: empresa.
Geoestrategia: colonialismo y configuración de mercados internacionales.
Perfil institucional: instituciones democráticas.
Referente territorial: Europa - Norteamérica.
Arquetipo: gran mamífero (león, tigre,…).
C) Con y tras la Revolución Tecnológica (siglo XXI):
Característica básica: especulación cortoplacista (mayor beneficio posible en el menor tiempo posible).
Eje sectorial: financiero (el dinero ya no es un velo que, como creían los economistas clásicos, cubre la economía, sino que se ha transformado en la esencia de la economía como tal; y los antes "intermediarios" financieros –bancos- han pasado a ser los líderes del sistema, la máxima autoridad ante la que todos los demás resortes económicos y de poder se pliegan).
Agente hegemónico: banca.
Geoestrategia: globalización y conformación de mercados globales.
Perfil institucional: instituciones postdemocráticas (decisiones económicas en función de la "mano invisible" sobre la que escribió Adam Smith en el siglo XVIII; superación de los Estados-Nación y paulatina instauración de formulas organizativas supr ana cionales de contenido puramente económico y vacías desde una perspectiva política –democrática- y social).
Referente territorial: Norteamérica-Extremo Oriente.
Arquetipo: reptil (cocodrilo, lagarto,…).
 
4. Si se suma todo lo expuesto, así puede definirse el sistema actual, tras la última mutación que ha experimentado:
Mercantilista.
Prioridad absoluta del valor de cambio y ausencia de escala de valores y planteamientos éticos.
Acumulación de la riqueza por una élite transnacional que sigue pautas depredadoras reptili ana s (un león ataca si tiene hambre o para defenderse; un cocodrilo ataca siempre, aunque esté saciado y no se le amenace).
Maximización del beneficio: mayor beneficio posible en el menor tiempo posible, sin atención alguna a la distribución social de la riqueza ni a los impactos a medio y largo plazo (los sentimientos no existen y si alguna vez se expresan emociones son, realmente, "lágrimas de cocodrilo" con las que avanzar en objetivos cortoplacistas).
Despreocupación ecológica.
Fomento entre los seres humanos de una visión egocéntrica del mundo y de la propia vida.
Sometimiento de la ciencia y la tecnología a los objetivos del sistema. Característica básica: especulación.
Eje sectorial: financiero.
Agente hegemónico: banca internacional.
Geoestrategia: globalización.
Perfil institucional: supr ana cionalismo global y no democrático (los gobiernos "democráticos" reducen su papel a meras marionetas del verdadero poder económico-financiero global, al que quedan sometidos los Estados-Nación -con ellos, los ciudadanos- mediante la bancarrota de las Haciendas Públicas y la acumulación de enormes volúmenes de deuda pública que ese poder se encarga de provocar, alimentar, financiar y refinanciar).
 
5. Este es el nuevo escenario que ha tomando cuerpo a escala global:
Instrumentalmente, utiliza el eje Norteamérica (Estados Unidos) - Extremo Oriente (China) como referente geopolítico y territorial para su afianzamiento y expansión, lo que va unido a la marginación de Europa y el vaciamiento efectivo y premeditado de la Unión Europea, que vivirá un proceso de nítido empobrecimiento y desarticulación del llamado Estado del Bienestar.
No obstante, el sistema carece realmente de preferencias territoriales, salvo las que derivan de sus actuaciones especulativas y cortoplacistas, lo que provocará escenarios cambiantes de política internacional y el uso premeditado y selectivo de las contiendas bélicas, locales y globales, en la dinámica especulación-acumulación.
Los avances tecnológicos quedan al servicio de esa misma dinámica, de modo que su rentabilidad no es ni será la socialmente deseada (energías libres, economía de la abundancia,…), sino la que interesa a la élite dominante (economía de la escasez, sometimiento del complejo científico-tecnológico a los requerimientos de maximización del beneficio y aprovechamiento privativo de los adelantos e innovaciones).
 
6. ¿Qué hacer?
Antes de plantearse esta cuestión –y sus posibles respuestas- hay que asumir e interiorizar que no estamos ante una crisis, sino en una mutación del sistema dominante que lo ha transformado en absolutamente depredador en torno al eje globalización-especulación. Hasta que individual y socialmente no haya consciencia de esta realidad y de sus impactos directos, sopesar el qué hacer será un ejercicio inútil.
Y, por supuesto, no caer en la trampa de pensar de manera voluntarista que pasado un tiempo, uno o más años, las aguas volverán a su antiguo cauce. Una crisis es reversible; una mutación, no.

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