¿Crisis?, ¿desde cuando hay crisis?

Parece que hoy, quién no habla de crisis, está fuera del mundo. Y es que hay que bailar el son que tocan. No hay más remedio. Con esa afirmación, por supuesto, no voy a poner también en tela de juicio esa realidad, como hago con todo lo que sale de la boca de los políticos y de los periodistas, adalides ambos de la mentira consagrada.

Estamos en crisis, sí, en una soberana crisis de la que sólo estamos conociendo los flecos más externos, pero sigo reafirmando la falsedad en las expresiones de políticos y periodistas, porque, si es cierto que estamos en una agudísima crisis financiera, no es menos cierto que la misma no ha surgido de la noche a la mañana, sino que, como algún analista avispado señalase hace ya hace años (repito, años), la crisis era más que evidente entonces, si bien los recursos del sistema le han permitido aguantar su explosión hasta los momentos actuales.

Crisis mundial, sí, consecuencia directa de los métodos del liberalismo político y económico, que ha sido maquillada por el liberalismo periodístico, todos marcando el paso que les ordenaba, y ordena, su único y exclusivo amo. Crisis que ha salido a la luz, para escándalo general, cuando los poderes del liberalismo económico no han podido hacer más malabarismos.

Están saliendo escándalos que resultan inconcebibles para el más lego... Y han sido realizados por los maestros de los analistas económicos del liberalismo. Y ¡ah misterio!, ahora todos se llevan las manos a la cabeza cuando se da a conocer parte de la ingeniería financiera que, a nivel mundial, nos tiene a las puertas de precipicios económicos.... Y que hasta ahora, y cuando han sucedido hechos similares, aunque de menor envergadura, inexorablemente han concluido con terribles enfrentamientos bélicos.

Pero centrémonos en nuestra Patria. ¿Qué sucede y qué ha sucedido en España durante los últimos.... pongamos treinta y cinco años.

España era la octava potencia económica mundial; España tenía la primera flota pesquera del mundo; España gozaba de un derecho laboral, de una seguridad social, de un ganadería, de una agricultura, de una industria pujantes; España gozaba de unos fondos acumulados que permitirían aguantar la crisis en la que hoy estamos sumidos... Historia, todo historia, porque los sindicatos verticales y su patrimonio (que era de todos los españoles), fueron troceados y repartidos para jolgorio de unos cuantos... elegidos democráticamente, eso sí, pongamos las cosas en su sitio, que lo primero es lo primero. Los fondos de la Seguridad Social, y las empresas del INI, sencillamente desaparecieron... Cosas de las necesidades perentorias, y es que los chicos necesitaban cubrir lo que les pedía el cuerpo, no debemos ser exigentes con ellos. Y en cuanto a la industria, la agricultura y la ganadería...y la minería... debemos ser condescendientes, porque su aniquilamiento era lo que nos pedía nuestra querida Europa, y naturalmente, no íbamos a defraudar a quién tanto nos ha querido desde siempre.

Con todo eso, España no estaba en crisis; vamos, teníamos democracia, y siendo así, ¿para qué íbamos a pedir más?. Al fin y al cabo, la democracia tiene su precio... Que casualmente lo cobran unos ... y casualmente lo pagan todos los españoles. Pero los fondos, hasta los provenientes de oprobiosos regímenes anteriores, se acaban cuando no se gestionan como viene marcado en las instrucciones de uso. ¡Es que los proveedores de los fondos son unos fascistas!, ¡qué asco!

Somos desde hace décadas sumamente felices, hasta tal extremo que Aldous Huxley bien podía haberse basado en la España de los últimos treinta años para escribir su “Mundo Feliz”. Habíamos perdido todo lo anteriormente relatado, bagaje al fin pesado e inútil, pero habíamos ganado el despido libre, la explotación laboral consentida por el propio trabajador (de este calificativo me permito excluir a los sindicalistas, claro), el aborto, el divorcio, la mala educación en un sistema educativo que ha pasado de la excelencia a la cloaca, y a poco que esperemos también habremos ganado la tan ansiada eutanasia, amén de, con un electroencefalograma plano, habremos ganado la “memoria histórica” que el tirano quiera imprimirnos. Somos, en una palabra, felices.

Y mira por dónde, ahora, y de golpe, el sistema opresor se encuentra que hace aguas económicas, y como caído de la luna, viene a malbaratar nuestra felicidad y nos afirma que estamos en crisis. Y mi pregunta es ¿quién está en crisis?, porque el pueblo español lleva tres décadas en crisis. ¿Qué familia numerosa dirá que no digo verdad?.

Durante este tiempo, como Aldous Huxley señala, el consumismo, el gasto por el gasto, ha sido el pan nuestro de cada día... Para todos menos para las familias numerosas... Y para todos porque esos todos han sido castrados en lo más importante de su vida, que es tener hijos, educarlos... Aunque sólo sea, porque en los momentos de crisis, son los hijos, quienes van a tener que lidiar con la traída y llevada crisis.

Pues bien, mientras las cosas se vayan aguantando como están ahora, justamente ahora empieza el momento de esperanza de las familias numerosas, porque justamente ahora, podemos comprar los elementos de primera necesidad a un precio menos injusto que el que nos venían marcando hasta momentos antes de anunciar que estamos en crisis.

¿Quién está en crisis ahora?, ¿quién se ha añadido a la situación ya padecida por muchos durante décadas?... Ahora se han añadido a la crisis muchos pequeños empresarios, trabajadores autónomos y trabajadores por cuenta ajena que ven peligrar sus ingresos, pero en esencia, es el sistema quién está en crisis, porque las personas que tengan expectativas de ingresos similares a los obtenidos hasta ahora, se verán beneficiados por este ogro del sistema.

Lamentablemente, el criador de la crisis hace que la padezcan quienes no tienen culpa. El criador de la crisis, en los momentos de burbuja económica ha vivido como un marajá, y mientras permitía que sus operarios lamiesen de las mieles de la abundancia, ha retirado de su correspondiente empresa los beneficios obtenidos en los momentos álgidos, y ahora, en los momentos de crisis, pretende socializar las pérdidas, haciendo que las paguemos todos en unión.

No hablamos del pequeño empresario, que normalmente ha dejado la piel en el empeño; hablamos de las grandes compañías que han amasado ingentes capitales al amparo de la especulación y de la inflación por ella producida, y soportada por quienes se daban por satisfechos con lamer el exterior del panal, hablamos de los bancos, que lejos de ser un servicio público, se han dedicado a exprimir a sus clientes con indecorosos tipos de interés, y sobre todo, con impresentables comisiones usureras que inexorablemente eran aprobadas lacayunamente por las autoridades económicas dependientes de los políticos... Y hablamos de quienes han volcado todo su esfuerzo en la destrucción de la familia, disminuyendo su tamaño hasta límites humanos y sociales económicamente mortales para la sociedad, forzando el trabajo de los dos cónyuges, fuera del hogar, con el único objetivo de desestructurar la familia y obtener el doble de beneficio económico.

En estos momentos, ¿tendrán los políticos la vergüenza torera de ajustar sus generosos sueldos a algo menos escandaloso?, ¿la tendrán los bancos para rebajar o eliminar las usureras comisiones que aplican a todos sus servicios?. Sí, a todos, desde las aplicadas a una petición de saldo hasta las aplicadas a las cuentas inmovilizadas.... pasando por tantas y tantas y tantas (sí, lo he puesto tres veces) comisiones que han tenido la habilidad de imaginarse y aplicar a los sufridos usuarios?. Eso, y otras medidas que están en la mente de todos son medidas contra la crisis. Otras cosas, soplagaitadas. Pero mucho me temo que seguiremos con soplagaitadas.

¿Quién está en crisis?. Ahora es políticamente correcto reconocer que todos estamos en crisis, pero evidentemente el pueblo español lo está desde hace décadas, sólo que la prensa no se la había dicho, cumpliendo las instrucciones de sus superiores. Así, podemos proclamar que quién está en crisis no es otro que el sistema, y si convenimos que el sistema es el enemigo, que cada uno saque conclusiones sobre qué debe hacer.


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