El euro amenazado

Francia y Alemania presentan un triste espectáculo. El de la desunión. Alemania tiene la intención de seguir privilegiando su equilibrio presupuestario a expensas de su papel como motor de Europa


Al mismo tiempo que Nicolas Sarkozy explica a los franceses que el rigor "siempre ha fracasado", Alemania incluye en su Constitución una disposición que ha pasado extrañamente inadvertida a este lado del Rin: a partir de 2016, el déficit no podrá exceder del 0,35% del PIB, y el presupuesto deberá ser equilibrado a partir de 2020


¿Cuánto tiempo una pareja en la que uno de sus miembros está regularmente sobreendeudado y el otro es conocido por su avaricia puede tener una cuenta bancaria en común? Francia y Alemania llevan a cabo y ejecutan políticas económicas muy diferentes, incluso opuestas. ¿Esto es compatible con una moneda común? En el corto plazo, sin duda. A más largo plazo es menos seguro. Mientras que Francia puede volver a ser acosada por un resurgimiento de la inflación y un euro débil, Alemania hará de la estabilidad de los precios el alfa y omega de su política económica 
  
THE YOMIURI SHIMBUN. Ya no es posible que el gobierno mantenga su posición de larga data de que no hay ningún acuerdo secreto entre el Japón y los Estados Unidos que permite que las fuerzas de EEUU dispongan de armas nucleares en territorio japonés. Ha llegado el momento de que el gobierno reconozca la existencia de este acuerdo y explicar a la opinión pública por qué las dos naciones llegaron a esa conclusión 
  
  
  
  
Francia. Le Monde 
EL EURO AMENAZADO 
  
Francia y Alemania presentan un triste espectáculo. El de la desunión. 

Al mismo tiempo que Nicolas Sarkozy explica a los franceses que el rigor "siempre ha fracasado", Alemania incluye en su Constitución una disposición que ha pasado extrañamente inadvertida a este lado del Rin: a partir de 2016, el déficit no podrá exceder del 0,35% del PIB, y el presupuesto deberá ser equilibrado a partir de 2020. 

Uno puede tener la tentación de creer que esto va para largo y que lo que Ángela Merkel pretende es tranquilizar a sus conciudadanos en unos momentos en que el déficit público está disparado. Quizás. Sin embargo, para cambiar este texto se requerirá la aprobación de dos tercios de los parlamentarios. Ángela Merkel está, pues, a punto de imponer a sus sucesores una política de rigor para las próximas décadas. Cínicamente, esto puede ser una buena noticia para Francia. Puesto que Berlín estará cada vez menos endeudado, los inversores no tendrán otra opción que precipitarse sobre las letras del Tesoro emitidas por Nicolas Sarkozy y sus sucesores. 

Pero esta alegría no puede mostrar sino una formidable miopía. Si la ortodoxia alemana que está por venir puede tranquilizar en unos momentos en que la mayoría de los Estados se endeudan a voluntad, ello significa que Alemania tiene la intención de seguir privilegiando su equilibrio presupuestario a expensas de su papel como motor económico de Europa. En resumen, no contemos demasiado con Berlín para reducir mañana nuestro déficit comercial e impulsar el crecimiento. 

Pero hay una cuestión más grave: ¿cuánto tiempo una pareja en la que uno de sus miembros está regularmente sobreendeudado y el otro es conocido por su avaricia puede tener una cuenta bancaria en común? Incluso si, en última instancia, la realidad es menos caricaturesca de lo que las intenciones manifestadas hoy hacen presagiar, Francia y Alemania llevan a cabo y ejecutan políticas económicas muy diferentes, incluso opuestas. ¿Esto es compatible con una moneda común? En el corto plazo, sin duda. A más largo plazo es menos seguro. Mientras que Francia puede volver a ser acosada por un resurgimiento de la inflación y un euro débil, Alemania hará de la estabilidad de los precios el alfa y omega de su política económica. 

Sólo podemos desear mucho valor a Jean-Claude Trichet, José Manuel Barroso, y sus sucesores en el Banco Central y la Comisión Europea en Bruselas para mantener el embrión de una política económica común, mientras los dos principales protagonistas parecen hoy privilegiar el cada uno para sí. 
LE MONDE. 1-7-2009 
  
  
  
  
  
  
China. Diario del Pueblo 
MÚLTIPLES RIESGOS PARA LA ESTRATEGIA DE RETIRADA 
  
El 30 de junio es el último día del plazo para el retiro de las tropas de combate norteamericanas de las ciudades y poblados de Irak. Sin embargo, precisamente cuando las fuerzas de combate norteamericanas se retiraron de ciertas ciudades importantes de Irak, tuvieron lugar sucesivos incidentes de explosión. Todo tipo de indicios muestran que los autores de los incidentes de explosión no sólo quieren mostrar, a través de acciones, su existencia y fuerza y desafiar al ambiente de "progreso en la seguridad y estabilidad" fomentado por los Estados Unidos y el gobierno de Irak, sino que, en mayor grado, tratan de sembrar discordia entre las diferentes facciones políticas, religiosas y étnicas y provocar nuevos conflictos. 

Para Estados Unidos, retirar sus tropas de Irak y trasladar el principal campo de batalla contra el terrorismo hasta Afganistán ya es una meta definida e invariable. Con tal que la situación de seguridad en Irak no empeore en forma drástica e irreversible, Estados Unidos entregará gradualmente como lo programado los sectores de defensa y el poder a la policía y fuerzas de seguridad de Irak, para cumplir el retiro de las tropas y un redespliegue. 

No obstante, después del retiro de las tropas norteamericanas de las ciudades y poblados iraquíes, seguirán existiendo los problemas. Ante todo, Al Qaeda no abandonará fácilmente a Irak. Según estiman funcionarios de inteligencia norteamericanos, ya se ha reducido considerablemente el número de extremistas transnacionales infiltrados en Irak; sobre todo, en circusntancias en que los musulmanes sunníes han venido alejándose de las organizaciones extremistas transnacionales, la capacidad de subsistencia y de creación de incidentes de violencia de Al Qaeda se encuentran grandemente limitadas. No obstante, los últimos acontecimientos muestran que Al Qadea en Irak aún es capaz de provocar incidentes de explosión y violencia de magnitud relativamente grande en las regiones con sectas religiosas mezcladas, de modo que cuando se debilite el control de las tropas norteamericanas, Al Qaeda incrementará seguramente la frecuencia de acción, lo que constituirá una diversión para la estrategia y política de Estados Unidos. 

En segundo lugar, será imposible que las contradicciones entre las sectas religiosas y los grupos étnicos en Irak se reconcilien dentro de corto tiempo. Tanto las contradicciones entre los musulmanes shiítas y sunníes como los conflictos entre los árabes y los kurdos afectarán durante largo tiempo a la estabilidad política de Irak. La presencia de las tropas norteamericanas ofrece un "adhesivo" para mantener una paz mínima entre las partes. Cuando Estados Unidos haya trasladado el centro de gravedad de su lucha antiterrorista hasta Afganistán, la lucha entre las facciones predominará necesariamente en el proceso político. Lo que merece mayor atención es que ya excede de 30 años el que los kurdos cuenten con su propio territorio y fuerzas armadas independientes en tanto que los shiítas y los sunníes también han creado gradualmente sus fuerzas armadas en el curso de los conflictos internos del país en los últimos años. Si los norteamericanos no pueden desarmar a las fuerzas armadas de las diversas facciones y formar un ejército y policía de común consentimiento de las partes antes de su salida de Irak, la futura situación de Irak será muy probablemente parecida a la actual situación en Afganistán: Mantener un gobierno central reconocido por todas las partes, pero su autoridad política no alcanza más allá de la capital y las zonas a su alrededor, mientras que las fuerzas locales actúan cada una a su voluntad y cuentan con sus propias fuerzas armadas. 

Para el gobierno norteamericano, aunque el retiro de Irak es su opción estratégica en la actualidad, es indudable la importancia estratégica de Irak. Este país no sólo está ubicado en una importante región productora de petróleo a nivel mundial, sino que es una región habitada en forma mezclada por sunníes y shiítas, árabes y no árabes de la región del Medio Oriente. Por lo tanto, cuando las tropas norteamericanas se retiren definitivamente de Irak, EEUU tendrá que confirmar: En primer lugar, Irak no podrá convertirse en un país satélite de Irán; en segundo lugar, Irak no podrá llegar a ser una segunda Palestina o Líbano de manera que las luchas políticas predominen en la situación; en tercer lugar, prevenir que se agudice el problema de los kurdos y se impliquen en él los países periféricos. 

A juzgar por lo ocurrido desde hace un considerable tiempo, las perspectivas de Irak aún no están claras. Aunque el premier iraquí, Al-Maliki, dijo que el retiro de las tropas norteamericanas de las ciudades y poblados constituye una "gran victoria" de Irak, su capacidad de salvaguardar la seguridad nacional y materializar la reconciliación de los grupos étnicos enfrenta una prueba, en tanto que la "estrategia de retiro" de Irak seguida por EEUU enfrenta una prueba de la misma manera. 
DIARIO DEL PUEBLO. 30-6-2009 
  
  
  
  
  
Japón. The Yomiuri Shimbun 
EL GOBIERNO DEBE ADMITIR EL ACUERDO SECRETO NUCLEAR CON EEUU 

Ya no es posible que el gobierno mantenga su posición de larga data de que no hay ningún acuerdo secreto entre el Japón y los Estados Unidos que permite que las fuerzas de EEUU dispongan de armas nucleares en territorio japonés. Ha llegado el momento de que el gobierno reconozca la existencia de este acuerdo y explicar a la opinión pública por qué las dos naciones llegaron a esa conclusión. 

En una reciente entrevista con los medios de comunicación, incluyendo a The Yomiuri Shimbun, Ryohei Murata, un ex alto funcionario de la vicecancillería de exteriores, reveló la existencia del acuerdo entre los gobiernos de EEUU y Japón en virtud del cual Japón aprueba tácitamente el paso por puertos y aguas territoriales japonesas de buques de guerra norteamericanos portadores de armas nucleares. 

Cuando Japón y Estados Unidos revisaron el Tratado de Seguridad en 1960, los dos países convinieron en que cualquier tentativa por parte de fuerzas de EEUU para entrar armas nucleares en suelo japonés estaría sujeta a consultas previas entre ambas partes. 

Sin embargo, aunque esta cláusula se aplica a la distribución o el almacenamiento de armas nucleares en bases de EEUU en Japón, desde hace mucho tiempo se especulaba con que los dos países habían llegado a un acuerdo secreto sobre la exclusión del atraque en puertos, escalas y paso por aguas territoriales y espacio aéreo japonés de aviones y buques de guerra de EEUU portadores de armas nucleares de la lista de los capítulos sujetos a consultas previas. 

Durante años, el Gobierno ha negado la existencia de un acuerdo secreto, pero el hecho de que un ex alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores haya reconocido el pacto secreto debe ser tomada en serio, dado su reconocida participación directa en garantizar que el acuerdo fuera transmitido a sucesivos gobiernos japoneses. 

Alrededor de 1960, cuando la guerra fría entre el Este y el Oeste se encontraba en su apogeo, la opinión pública japonesa era muy hostil a todas las cuestiones nucleares, a lo que había que sumar la oposición entre los políticos conservadores y las fuerzas de izquierda de nuestro país. 

Habida cuenta de esto, el gobierno pudo haber tenido una razón de peso para llegar a un acuerdo secreto con Washington, con el fin de preservar la seguridad nacional en caso de guerra u otras situaciones de emergencia militar. 

Sólo es correcto y apropiado que secretos relacionados con negociaciones diplomáticas se conserven si un país mantiene la confianza mutua con su aliado. 

Sin embargo, ha pasado casi medio siglo y las circunstancias que rodean a esta nación, tanto en casa como en el exterior han cambiado drásticamente. 

En el lado de los EEUU, el ex embajador en Japón Edwin Reischauer y otras personas relacionadas con el acuerdo secreto han revelado su contenido a los medios de comunicación. Muchos documentos oficiales norteamericanos que incluyen la mención del operativo han sido divulgados públicamente. 

En Japón, tras el colapso del llamado régimen de 1955, que vio una polarización política entre el Partido Liberal Democrático, por un lado y el Partido Socialista de Japón por el otro hasta 1993, se está creando un medio ambiente propicio para un amplio y constructivo debate sobre la seguridad nacional. 

Cualquier continuación por el gobierno de sus trabajosos intentos de ocultar la existencia del acuerdo secreto no está en consonancia con los intereses nacionales. Al contrario, mantener esta línea de ocultación sólo tiene efectos negativos ya que, por ejemplo, daña la confianza pública en la gestión del gobierno de las relaciones diplomáticas y las políticas de seguridad nacional. 

Si el gobierno desea revisar el acuerdo secreto, inevitablemente será necesario volver a examinar el antiguo compromiso de los tres principios no nucleares de no poseer, no producir y no permitir armas nucleares en el suelo de esta nación. 

Sin embargo, aunque es conveniente mantener los principios de no poseer o producir armas nucleares, el gobierno debe examinar a fondo, de una manera ponderada, el principio de no permitir armas nucleares en el suelo del país. 

Las escalas temporales en los puertos y el paso por aguas territoriales japonesas de barcos de guerra de EEUU portadores de armas nucleares son muy diferentes en sus implicaciones al despliegue y el almacenamiento de armas nucleares sobre el terreno. 

Japón se enfrenta a crecientes preocupaciones en materia de seguridad debido a la cada vez más grave amenaza nuclear y de misiles planteada por Corea del Norte y la rápida acumulación militar de China. 

Para mejorar la capacidad de disuasión de la nación en virtud del paraguas nuclear de EEUU, es importante que se permita a las fuerzas estadounidenses operar con flexibilidad en caso de una emergencia militar. El gobierno debe abordar este debate sobre las armas nucleares, sin considerarlo un asunto tabú. 
THE YOMIURI SHIMBUN. 1-7-2009

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