El Problema de las Minorías Raciales

"El gran pecado de la separatividad está levantando de nuevo su horrible cabeza en todos los países; las minorías abundan y son maltratadas; existen divisiones en todas par­tes; los partidos reclaman atención y buscan adherentes; los grupos religiosos fomentan las disensiones y tratan de aumentar el número de sus miembros a expensas de otros grupos; los ricos se organizan para controlar las finanzas del mundo; los pobres luchan por sus derechos y mejores condiciones de vida; la tiranía de la política egoísta impregna tanto al capital como al trabajo.

"Este es un cuadro trágico y verdadero, pero felizmente no es el único, existe otro, cuyo estudio nos conducirá a un renovado optimismo, a una fe constante en los planes divi­nos y a la belleza del ser humano. En todas las naciones se encuentran aquellos que poseen una visión más clara de un mundo mejor; piensan, hablan y planean en términos de Humanidad, y comprenden que los diversos grupos políticos, religiosos, educativos y obreros, están constituidos por hom­bres y mujeres que esencialmente son hermanos, aunque sean inconscientes de ello. Observan el mundo en su totali­dad y trabajan hacia una inevitable unificación; reconocen los problemas de las naciones grandes o pequeñas, y la difí­cil situación en que se encuentran hoy las minorías. Saben que el empleo de la fuerza produce resultados que no son realmente eficaces (pues su precio es demasiado elevado) y generalmente transitorios. Se dan cuenta que la única espe­ranza verdadera es una opinión pública iluminada que debe ser el resultado de sanos métodos educativos y de una pro­paganda auténtica y justa.

"Evidentemente no es posible ocuparse de todas las mi­norías en el campo internacional, ni tratar por ejemplo la lucha que libran las pequeñas naciones para que se las reco­nozca, y por lo que consideran (correcta o equivocadamente) sus justos derechos. Llevaría años escribir y leer la historia de las pequeñas minorías, y sería la historia de la humanidad. Todo lo que podemos hacer es reconocer que tienen un caso para presentar y un problema que debe ser resuelto, pero la justicia y el juego limpio, la oportunidad y el compartir equitativo de los recursos económicos del mundo, serán posibles sólo cuando ciertos principios, amplios y generales, hayan sido impuestos por el peso de la opinión pública.

"Los problemas de dos minorías atraen hoy la atención pública. Si ellos pueden ser solucionados, se habrá dado un gran paso adelante hacia la comprensión mundial:

1.    El Problema Judío. Los judíos constituyen una mi­noría internacional muy emprendedora, extraordi­nariamente bulliciosa, que constituye una minoría prácticamente en todas las naciones del mundo; su problema es por lo tanto excepcional.

2.     El Problema de los Negros. Otro problema que puede ser considerado también excepcional. Los negros son mayoría en el gran continente africano (aún subdesarrollado), y minoría en los Estados Unidos de Norte América, problema que preocupa mucho. Es único en el sentido de que es esencial­mente un problema de los blancos, y ellos mismos tendrán que resolverlo porque lo han producido y perpetuado.

"Si tuviéramos alguna idea de la significación de estos problemas, material y espiritualmente, y percibiéramos las responsabilidades implicadas, sería de gran utilidad. En el caso de los judíos, el pecado de la separatividad es profundamente innato en la raza misma y en aquellos entre quienes viven; pero los judíos son, en gran parte, responsables de que la separación se perpetúe. En el caso de los negros el instinto de separatividad proviene de los blancos. Los ne­gros luchan para ponerle fin, por lo tanto, las fuerzas espi­rituales del mundo están del lado de los negros."

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